A nada que uno se fije un poquito por la calle, se puede percartar sin mucho esfuerzo de la agonía economico-comercial que está viviendo el sector de la restauración en Euskadi y en España en general.
Ahora bien, eso no implica que tenagamos que dejarnos robar descaradamente a la hora de abonar la cuenta.
Lo cortés no quita lo valiente.
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